Gracias a los testimonios encontrados por los arqueólogos sabemos que a través de la historia los diferentes grupos humanos han concebido diversas formas de entender a la
(5) salud y que dicho concepto ha evolucionado con el tiempo.
Por ejemplo, en los albores de la humanidad, cuando los hombres sufrían alteraciones en la salud culpaban a fenómenos de la
(10) naturaleza de ser los directamente responsables, atribuyéndoles poderes sobrenaturales. No alcanzaban a dar explicación objetiva a su realidad. Tenían un concepto mágico de la salud y de la enfermedad.
(15) Así tenemos que el hombre primitivo creía en el fuego, el viento, el rayo, la lluvia, el sol, etcétera. Eran los responsables de sus enfermedades. Posteriormente, se les confirieron categorías de dioses, con una (20) supuesta influencia directa sobre la salud y la enfermedad
Los egipcios (8000 a 348 A.C.) consideraban que el hombre nacía sano y que se enfermaba por influencias externas, unas evidentes y otras ocultas. Para los mesopotámicos (4000 a 538 (25) A.C.) la enfermedad era causada por los espíritus malignos, considerando al enfermo como un “pecador” que con su enfermedad pagaba su ofensa a los mandatos divinos.
Los chinos por su parte (770 a 221 A.C.), (30) intentaron explicar el origen de las enfermedades atribuyéndolas a factores físicos, como el calor y el frío; o a cuestiones morales, como la tristeza y las aflicciones. En la América precolombina, los aztecas (1325 a 1521 D.C.) (35) también tenían su concepción mágica de la enfermedad y consideraban que los enemigos podían inducir enfermedades a través de “mal de ojo”.
Por todo lo anterior, podemos decir que las (40) grandes culturas de La antigüedad definían a la enfermedad como un fenómeno producto de factores de la naturaleza, desencadenado por la acción de fuerzas sobrenaturales.
Fueron los griegos (600 a 300 A.C.) quienes (45) lograron romper la concepción mágica de la enfermedad, debido a su gran capacidad de abstracción. Ellos negaron lo sobrenatural y buscaron una explicación racional a las enfermedades.
(50) El médico-filósofo griego Alcmeón de Crotona consideraba a la salud como la armonía entre las fuerzas de lo “húmedo-seco”, “frío- caliente” y “amargo-dulce”, decía que el predominio de una de ellas causaba la enfermedad.
(55) Hipócrates representaba lo más sobresaliente de la medicina griega, ya que él sustentaba que el origen de las enfermedades se encontraba en la naturaleza. Posteriormente, Galeno reafirmó la idea (60) hipocrática al afirmar que la enfermedad era algo real y no sobrenatural.
En la Edad Media, durante el largo periodo conocido como oscurantismo, la ciencia logró muy escaso desarrollo. En esta etapa la concepción de la salud tuvo una marcada
(65) influencia del clero católico, al considerar la enfermedad “como castigo divino por las faltas cometidas”.
No es sino hasta el Renacimiento (1453 a 1740) cuando surge nuevamente la inquietud
(70) sobre la explicación racional de los fenómenos de universo. En este periodo se manifiesta el interés por conocer al hombre en todos sus aspectos. El conocimiento científico se inicia con Galileo, Copérnico, Newton, etcétera.
(75) Paracelso se opone a explicar la enfermedad como un desequilibrio debido a los “humores” y atribuye el origen de las alteraciones en la salud a una causa específica.
A finales del siglo XIX nace la microbiología, (80) a partir de los descubrimientos del químico francés Luis Pasteur y del médico alemán Roberto Koch. Ellos pusieron las bases científicas para conocer el origen y evolución de las enfermedades. Además crearon vacunas (85) y sueros para la prevención de las enfermedades.
Actualmente, la corriente biomédica conceptualiza a la salud-enfermedad como un problema biológico individual, y la enfermedad es considerada como el resultado de la acción (90) de un elemento dañino específico, generalmente de origen biológico (microorganismos), alteraciones genéticas, baja de defensas, carencias nutricionales, etcétera.